escuché decir a un anciano que el hombre,
con el tiempo se acostumbra a todo.
Se acostumbra a vivir en Laponia
a menos de 40 grados,
o en Barbate a más de 40,
se acostumbra a estar en una silla de ruedas,
a no ver, a perder un brazo,
o a perder a ciertas personas.
Decía ese viejo,
que era la estúpida manera
que tenemos de poder seguir siendo felices.
Pero hay cosas a las que no te acostumbras
ni con todo el tiempo del mundo.
No te acostumbras
al hueco del otro lado de la cama,
nunca te acostumbrarás a no ver su sonrisa,
o no ir con ella a cenar adivinando
cada cosa que quiere pedir pues sois uno,
a dejar de pedir dos copas en un pub,
a no notar su olor, sus besos,
ni a que se te reviente el alma cada vez
que te miras al espejo dándote cuenta
de que eres el gilipoyas más grande del mundo,