miércoles, 21 de junio de 2017

En un rincón de la soledad


Una incertidumbre se apodera de tu pecho
a la par que una sensación de
vulnerabilidad invade tu cuerpo
haciéndote sentir pequeño,
muy pequeño...
miras a tu alrededor
y adviertes que estas en otra parte del mundo.

No acabas de llegar pero
es en este instante cuando 
te percatas pues la euforia inicial ya se desvaneció,
las gentes son diferentes
y la lengua es un jeroglífico musical
acompañado de sonrisas y gestos.

Caminas por calles de una cultura
y lugar que no conoces,
y a pesar de que tus labios llevan
mucho rato sellados
la voz de tu mente te acompaña
incesantemente...

¿El aire es diferente
o es esa sensación de tu pecho 
que nos se marcha?

Se marcha... 
pasan los días y el aire ya no pesa,
no te extrañas por escucharte a ti mismo,
observas,
observas todo percatándote 
de pequeñas cosas que antes 
apenas despertaban tu interés,
y te sorprendes de la belleza de la vida en sí.

El mundo gira igual de rápido mientras
tú estas en la otra parte del mundo,
todos tus amigos, familiares,
y conocidos continúan
con su vida exactamente igual
y comprendes en esta preciosa soledad
en medio de un paisaje selvático,
acomodado en un tronco
a orillas de un río
y con una tenue música producida 
por el agua y los pájaros del lugar,
que no eres tan importante,
que nada ni nada es tan importante,
que los problemas son más pequeños
de lo que nos imaginamos
y las alegrías inmensamente más grandes,
que luchar por un sueño siempre merece la pena,
que las caídas y heridas ya no duelen tanto
y las lecciones han sido más que necesarias,
que el tiempo que pasas con la gente que amas
es el mayor regalo que puedes
y te pueden hacer,
por eso disfruta de cada sonrisa,
ríe a carcajadas,
llora de emoción sin que te importe
que nadie te juzgue,
abraza fuerte, muy muy fuerte
a la par que cierras los ojos
y sueltas el aire...
perdona a los que te hirieron
y perdónate a ti mismo,
en definitiva aprende a vivir
este suspiro que llamamos vida
¿o era tiempo?

La soledad es ese maestro, 
que con el tiempo aprendemos a apreciar
en lugar de temer,
y nos enseña lo que fuimos,
somos y seremos.