El discípulo se dirigió al maestro y,
de nuevo, le preguntó:
- Maestro, ¿por qué la vida nos hace caer
una y otra vez, tantas y tantas veces?
- Para que puedas aprender...
El discípulo interrumpió al maestro.
- ¿... para que aprenda lo doloroso
que resulta volver a caer?.
El maestro respondió.- No. Para que aprendas
lo bonito que resulta volver a levantarse.
Sólo uno fracasa,
cuando lo deja de intentar
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