sábado, 11 de julio de 2009

La cuestion


Si hoy me preguntaran en qué se reconoce el amor,
si tuviera que establecer un diagnóstico de lo que es el amor, diría:
“En primer lugar, la necesidad de la presencia”.
Y digo bien: necesidad, tan absoluta, tan vital como una necesidad física.
“Después, la sed de comunicarse.”
La sed de comunicarse consigo mismo y con el otro,
porque uno se encuentra tan maravillado,
tiene tal seguridad de estar viviendo un milagro,
tanto miedo de perder algo que jamás había esperado,
que la suerte no le debía y quizá le dio por distracción,
que a todas horas se experimenta la necesidad de tranquilizarse y,
para tranquilizarse, de intentar comprender algo incomprensible.

El amor es algo desinteresado,
algo que no se puede expresar con palabras,
que puede con todas las adversidades que vayan surjiendo,
y que por mucho que negemos,
o que tratemos de retrasar
el amor, si es amor termina surgiendo.

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