Había un joven que vivía en un pueblo pequeñito,
de esos en los que todo el mundo
se saluda por la calle,
y todos saben todo de todos...
El joven se sentía muy triste,
pues tenía un sueño, una meta por alcanzar,
pero en su pueblo era costumbre
que los jóvenes comenzaran a trabajar con sus familiares
ya fuera en negocios propios o ajenos,
y el futuro de cada uno
ya estaba escrito desde el día en que nacía,
pues el hijo del cabrero,
cabrero sería,
al igual que el del herrero,
herrero sería...
El joven intentaba contar a la gente
lo que el quería hacer con su vida,
pero nadie le hacía caso...
Un día en mitad de la noche
se marchó a una playa cercana,
y tras andar y andar
se paró en unas rocas a contemplar las estrellas
mientras sentía como una profunda pena
invadía su corazón,
y sólo la música del romper
de las olas con esas rocas
de las olas con esas rocas
conseguía calmar esa pena
que le consumía día tras día...
que le consumía día tras día...
De pronto un anciano reclamó su atención
¡Joven! - Le dijo.
Era un anciano al que
todo el pueblo tenía por loco,
todo el pueblo tenía por loco,
del que se conocía que antiguamente
vivió en el pueblo y al que ahora sólo
veían los domingos por el cementerio
y siempre con una enorme sonrisa...
El joven algo desconfiado le pregunto
si necesitaba algo,
pero el anciano le dijo:
- No soy yo el infeliz si no tu...
pues buscas un camino entre las estrellas
a pesar de no dejarte volar a ti mismo,
y sólo hacer caso a tu corazón
puede darte esa paz y tranquilidad
que deseas...
El joven le dijo:
- Todo el mundo piensa que estas loco...
A lo que el anciano contesto:
- Todo el mundo son como esa águila
criada entre gallinas,
que pasó su vida entera creyendo
que era una gallina y admirando
la majestuosidad de otras águilas al volar...
Ellos creen que yo estoy loco
porque un día me marché de este pueblo,
y fui en busca de mi gran sueño...
Lo que el pueblo no sabe es que lo logré,
me hice doctor a pesar
de que mis padres eran panaderos,
salvé muchas vidas,
formé una familia,
y soy feliz día a día por haber logrado mis metas
y tener una vida plena,
por eso vengo todos los domingos
a agradecer a mis padres
en el cementerio que me animaran
a perseguir esa locura que era mi felicidad.
Por eso...
y para alcanzar un sueño
o lograr un imposible para muchos,
debes dejar que la locura se apodere
un poco de ti,
y aunque tengas miedo,
demuéstrale al mundo
que afrontarlo te hace mas fuerte.
Muchos te dirán
que hay otros caminos más fáciles,
que hay otros caminos más fáciles,
que podrás ganar más dinero,
que hay cosas mejores,
y será el momento en el que rechaces
todo lo convencional por perseguir tu sueño
cuando comenzarás a ser
la diana de todo tu entorno...
No puedes permitir que te señalen con el dedo
y te digan que no sirves para eso,
la vida es una gran lucha desde el momento
en que nacemos.
Es capaz de arrodillarte
a golpes y tenerte sometido
permanentemente si no se lo impides.
Ni tú,
ni yo,
ni nadie golpea más fuerte que la vida...
Pero no importa lo fuerte que golpeas,
sino lo fuerte que pueden golpearte
sin que dejes de avanzar,
nunca debes detenerte o cambiar el rumbo
cuando de tus sueños y felicidad se trata,
pues es así como se logran imposibles,
es así como se consigue una felicidad plena.
Si tu sabes lo que vales,
ve y consigue lo que mereces...
Pero ten claro que tendrás
que soportar los golpes,
que soportar los golpes,
que tendrás que levantarte de muchas caídas
y aprender de algunas derrotas...
y no puedes decir que no estas
donde querías estar por culpa de él,
de ella... ni de nadie...
Eso lo hacen los cobardes,
y tú no eres un cobarde...
Tú eres capaz de todo....
Que nadie te ponga limitaciones,
pero lo más importante...
no te las pongas tú
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