jueves, 22 de diciembre de 2011

La inocencia


Una vez el padre de una familia muy rica
llevó a su hijo a pasear por el campo,
con el propósito de que su hijo viera
cuán pobres eran esos campesinos.

Pasaron un día y una noche completos
en la destartalada casita de una familia
muy humilde.
Cuando regresaban a su casa en su lujoso coche,
el padre le preguntó a su hijo:

— Hijo, ¿qué te ha parecido el viaje?
— ¡Muy bonito, papi!
— ¿Viste qué tan puede ser la gente?
— Sí —, respondió el niño.
— ¿Y... qué aprendiste, hijo? — insistió el padre.
— Vi — dijo el pequeño — que nosotros
tenemos un perro en casa, ellos tienen cuatro.
Nosotros tenemos una piscina que llega hasta
la mitad del jardín, ellos tienen un arroyo
que no tiene fin.
Nosotros tenemos unas lámparas importadas
en el patio, ellos tienen las estrellas.
El patio de nosotros llega hasta la
pared junto a la calle,
ellos tienen todo un horizonte de patio.
El padre se quedó mudo ... y su hijo agregó:
— Gracias, papi, por enseñarme lo pobres que somos.

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